Entrevista a María Amores, guionista y coordinadora de casting para programas de gran audiencia
A María Amores le quiere la cámara. Sin embargo, lo que le apasiona es permanecer detrás de los focos, seleccionando concursantes y figurantes. Tiene feeling, es auténtica, se adapta a los nuevos retos que le plantea la vida y a diario demuestra su experiencia en la industria audiovisual. Tras cursar Periodismo en la UPSA, María comenzó en el mundo del casting como auxiliar de producción en Gran Hermano. Le apasionaba el entretenimiento y descubrió un paraíso de oportunidades en televisión. Comenzó a trabajar como guionista y redactora de casting en grandes productoras (Zeppelin, Boomerang, MediaPro, Warner Bros, etc.) para programas como Gran Hermano, El Jefe Infiltrado, Pekín Express y, actualmente, La noche de los cazadores. Su acierto y valía le han llevado a ser coordinadora de casting para programas de gran audiencia como First Dates.
María Amores nos desvela en esta entrevista algunos de los entresijos de la profesión y del mundo televisivo.
Pregunta (P): ¿Cómo es el trabajo de coordinadora de casting para grandes productoras?
Respuesta (R): La búsqueda y selección de concursantes en televisión es un trabajo muy exigente, tanto en una empresa audiovisual grande como en una pequeña. He estado en muchas productoras y es una labor que requiere mucho esfuerzo, conlleva mucha responsabilidad y no se puede vender humo. A veces son perfiles muy concretos y complicados. Es difícil encontrar personas ‘a la carta’ aunque, al final, en la tele, todo sale. En este tipo de programas el casting es el ingrediente fundamental para que el resultado final sea bueno o excelente. En algunos programas han ocurrido cosas impredecibles. Por ejemplo, en los realities como Gran Hermano se confirma que la realidad supera a la ficción, ya que los candidatos sobrepasaban nuestras expectativas.
(P): ¿Es más fácil encontrar personas desconocidas que rostros famosos para un proyecto audiovisual?
(R): No lo creo. Hay rostros famosos que no se prestan a según qué proyectos audiovisuales, pero muchos de ellos viven del espectáculo, por lo que su exposición televisiva les puede beneficiar. Es cierto que un mal reality o una mala hora en la televisión puede hundir tu carrera para siempre, pero, como en la vida, el que no arriesga no gana. En general, encontrar personajes conocidos que quieran participar en programas de televisión depende más del talonario o de que el proyecto les interese laboralmente. En cambio, la búsqueda de perfiles desconocidos es muy complicada. La televisión y la fama son páramos inhóspitos para la gente de a pie.
Actualmente, hay muchas personas que quieren ser famosas a cualquier precio, pero precisamente, los que nunca han ansiado la popularidad son los que mejor funcionan a posteriori, porque la naturalidad en la tele es maravillosa.
(P): Cuando el equipo de casting elige a un concursante, ¿qué importancia tiene la intuición del experto frente al trabajo metódico y de selección?
(R): Ambas cosas son importantes, pero con la intuición se nace. Es verdad que la experiencia te da estrategias para saber si el entrevistado es sincero. También adquieres habilidades para sonsacar a los candidatos más información y provocar reacciones que te permitan conocerlos mejor. Pero hay un puntito en el que sabes que alguien es especial. Es magia. En los castings de televisión casi siempre trabajamos sin llamamientos, buscamos perfiles por teléfono, a puerta fría. Tienes que convencer a gente de que deje su vida y se presente a tu casting, y muchas veces no tienes nada que ofrecer a cambio, tan solo aventura o retos. Es habitual que la gran mayoría te cuelgue el teléfono, así que, primero buscas, luego seleccionas y esperas a que esos personajes funcionen y no acaben siendo una decepción.
(P): Es una gran defensora del periodismo de entretenimiento. ¿Qué opinión le merece cuando lo califican como algo trivial e incluso poco ético?
(R): El periodismo de entretenimiento es necesario. Como su propio nombre indica, este tipo de periodismo entretiene a la gente, ayuda a desconectar y puede ser incluso terapéutico. Últimamente, es verdad que está habiendo una saturación de programas bastante superficiales en cuanto al mensaje. Pero al final, la industria de la televisión también tiene que entrar en el juego de la oferta y la demanda y la audiencia manda. A veces nos toca trabajar en programas que no nos gustan o con los que no profesamos, pero hay que ganarse el pan. En todos los programas aprendes cosas muy interesantes, por lo que creo que el trabajo para un periodista en un reality o en un concurso es igual de digno que el trabajo en un informativo o en un periódico.
(P): ¿Las redes sociales son una gran herramienta de casting actualmente?
(R): Las redes sociales son tan fundamentales actualmente que me cuesta recordar cómo nos las apañábamos antes sin ellas. Puedes conectar con miles de personas y los perfiles te dan mucha información. También facilitan la conexión rápida y el envío de fotos y vídeos que antes podían tardar en llegarte una eternidad. Dicen que quien no está en Instagram o en Facebook no existe…y no es verdad, existe, pero es mucho más difícil de localizar. Para mí hubo un antes y un después en mi carrera con el casting de Quiero ser monja (CUATRO. Warner Bros). Fue durísimo. Las mujeres que querían ser monjas no estaban en redes sociales y, si estaban, no hablaban de su vocación. Tuvimos que buscarlas por la calle, en las iglesias, en los eventos religiosos… Ahí es cuando entendí lo mucho que nos facilitan la vida a los “castineros” las redes sociales, es como un catálogo accesible infinito.