Juan Luis Sánchez Calles: “Las nuevas tecnologías no sustituyen la atención presencial, tanto la primaria como especializada”

No ha pasado ni una década desde que se graduó (2014) y su intensa trayectoria ya ha marcado el desarrollo de su carrera profesional de por vida. Juan Luis Sánchez Calles, alumni del Grado de Enfermería de la Facultad de Ciencias de la Salud y enfermero en la UCI de Cardiología del Hospital Universitaria Marqués de Valdecilla (Santander), ha ejercido en varios hospitales españoles: Santísima Trinidad, de Salamanca; Hospital de Móstoles, de Madrid; Hospital Central de la Defensa, de Madrid, y Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, de Santander, y dos en Reino Unido. Desde el Servicio de Urgencias, donde comenzó su andadura, hasta las Unidades de Cuidados Intensivos Generales, Politraumatizados o de Cardiología, donde ejerce actualmente, ha recorrido diferentes ubicaciones sanitarias, sin ‘perderse’, por supuesto, el esfuerzo extra dedicado a la pandemia de la COVID-19.

Pregunta (P): Usted ha trabajado en centros sanitarios del extranjero, ¿qué aspectos diferencian la práctica profesional de la enfermería entre nuestro país y otro?
 

Respuesta (R): El trabajo que se desempeña en países como Reino Unido es prácticamente el mismo que el nuestro, aunque con algunos matices. Uno de esos puntos clave es la carga asistencial entre el sistema sanitario inglés y el español, en concreto, en la ratio enfermera-paciente. En Inglaterra este dato suele ser de 4-6 pacientes por enfermera, mientras que en España estamos, como mínimo, de 8 a 10 pacientes por enfermera, lo cual supone que no haya tiempo suficiente para centrarse a fondo en el paciente.
 

Otra diferencia es que en Inglaterra tienen sistemas informáticos que ayudan a reducir al máximo los errores que se cometen a nivel de medicación. Muchas de las medicaciones que se administran a los pacientes son revisadas por dos enfermeras, lo que permite detectar errores más fácilmente. Aún con todo esto, la formación y la experiencia que tenemos en la enfermería española es una de las mejores del mundo.
 

(P): Bajo su punto de vista, ¿en qué cuestiones ha mejorado notablemente el ejercicio de la enfermería? ¿Hacia dónde se dirigen las nuevas tendencias?

 

(R): La mayor parte de mi experiencia laboral se ha visto condicionada por la pandemia de la COVID-19 en la que, por desgracia, la enfermería ha sido una de las grandes perjudicadas. Si ya hace años, el gremio pedía a gritos un cambio con la pandemia, nos hemos encontrado más vulnerables y desamparados que nunca. Los cuidados proporcionados no han sido los adecuados, no hemos dispuesto del material necesario para hacer frente a esta situación, los equipos han sido insuficientes y, en general, el sistema de salud, los profesionales y los propios pacientes se han visto bastante damnificados. 

 

Pese a ello, considero que la pandemia ha traído algo bueno. Como sociedad, nos hemos dado cuenta de lo que es realmente importante: hemos entendido que ciertas patologías no necesitan de la atención especializada y que pueden resolverse en atención primaria, no sobrecargando de esta manera los servicios de los hospitales. Nos hemos percatado, además, de las deficiencias que tiene nuestro sistema sanitario y hemos descubierto que necesitamos un cambio para hacer frente a la nueva situación. 

 

A raíz de todo ello, la informatización y las nuevas tecnologías pueden llevar a una nueva realidad porque las utilizaremos para tratar ciertos temas relacionados con la salud. Todo esto, sin olvidar que no sustituyen la atención presencial, tanto la atención primaria como especializada. 
 

(P): Durante la pandemia, los sanitarios os habéis volcado para salvar la situación y evitar daños mayores. ¿Qué aprendizaje saca de haber vivido esta situación en primera línea? 

 

(R): Durante los peores meses de pandemia, parte de mi experiencia laboral la he desarrollado en el Servicio de Urgencias de un Hospital de Madrid y el aprendizaje ha sido enorme, tanto a nivel personal como profesional. En este último aspecto, he sabido identificar las situaciones de urgencia de las que pueden no serlo tanto, a trabajar bajo mucha presión, formar equipo con mis compañeros y a creer ciegamente en su trabajo. 
 

A nivel personal, el estrés psicológico ha sido terrible… Saber que no puedes proporcionar los mejores cuidados a tus pacientes y ver cómo la gente fallece en tus brazos es indescriptible. Además, no tener equipos suficientes para hacer frente a su enfermedad, tener que sacrificar días libres para ir a trabajar porque no hay personal suficiente o ver cómo tus compañeros se contagian por no tener medidas de seguridad adecuadas ha sido increíble. Hoy veo aquellos vídeos que salían en las noticias y se me saltan las lágrimas. La gente ha visto en los profesionales sanitarios unos ‘héroes’, pero en realidad solo hemos sido las mismas personas realizando nuestro trabajo, como siempre, de la mejor manera que hemos sabido. 
 

(P): ¿Cree que después de estos dos años de esfuerzo se valorará y humanizará más el trabajo desempeñado por los sanitarios?

 

(R): Al principio de la pandemia le diría que seguramente sí, sin pensarlo. Veía a la gente que valoraba mucho nuestro trabajo y salían a aplaudir a los balcones a los que se consideraba ‘héroes de la pandemia’. Hoy, cuando veo en las noticias las reclamaciones y las agresiones que sufren algunos de mis compañeros por no tener tiempo de realizar su trabajo, me obliga a cambiar de opinión.

La enfermería no es caridad, es un trabajo como otro cualquiera: somos personas, tenemos nuestros horarios de trabajo, tenemos una vida, una familia, unos amigos.
 

(P): ¿Cómo recuerda su paso por las aulas de la UPSA? ¿Qué consejo daría a los estudiantes que actualmente se forman para ser enfermeros?

 

(R): Tengo un grato recuerdo de mi experiencia en la UPSA. Fueron unos años muy buenos de mi vida, conocí a mucha gente, hice muy buenos amigos y muchos siguen siéndolo -incluidos profesores-. La Enfermería es una carrera que me gusta, que marcó y seguirá marcando el resto de mi vida, a pesar de los años tan malos que hemos atravesado y, aunque haya habido momentos complicados, no veo mi vida desempeñando otro trabajo que no sea éste.
 

Mi consejo para los futuros profesionales y compañeros es que aprendan, que aprovechen los años en la universidad, en las prácticas de Enfermería que saquen el máximo partido a los conocimientos de otros profesionales y también que disfruten la Enfermería porque, aunque haya gente que diga lo contrario, la vocación es necesaria.