Alfonso Salgado: “La intervención familiar es una pieza nuclear en el tratamiento de las adicciones”
Acaba de publicarse el Informe sobre 'Adicciones comportamentales y otros trastornos adictivos 2023' -elaborado por el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones y la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas- en el que, como experto, el catedrático de Psicología, Alfonso Salgado, ha elaborado su resumen. A continuación, Salgado nos explica qué es una adicción y cuáles son sus consecuencias.
Pregunta (P): ¿Cuáles son las principales dificultades para superar una adicción?
Respuesta (R): El malestar profundo que experimenta la persona cuando ha metabolizado la sustancia, en el caso de que hablemos de adiciones químicas, o cuando ha trascurrido demasiado tiempo sin realizar la actividad a la que la persona es adicta, en lo que se refiere a una adicción sin sustancia. Esto, junto con el propio síndrome de abstinencia y los propios efectos placenteros de la sustancia, han sido asociados recurrentemente con numerosos aspectos externos como la hora del día, la actividad que estoy realizando, mi propio estado de ánimo…Y, cuando me enfrento a esas situaciones o a ese estado interno, entonces se dispara otra vez lo que llamamos “el deseo de consumo” o el deseo de volver a jugar, de volver a apostar, por ejemplo. Lo cual hace que con mucha frecuencia aparezcan recaídas.
(P): ¿Una adicción es una enfermedad crónica?
(R): Depende de dónde queramos poner el foco. Lo que es cierto es que una adicción no sigue el patrón habitual que siguen muchos trastornos, muchos problemas de salud. Y es, por ejemplo, que cuando hemos dado con el tratamiento eficaz, su aplicación haría que disminuyera o que incluso desapareciera la enfermedad. Esto no sucede en las adicciones. Una persona puede estar siendo tratada de forma correcta, con un protocolo de intervención adecuado y, aun así, pueden volver a aparecer los síntomas de la adicción. Podemos considerar que una adicción es una enfermedad crónica porque requiere un tratamiento muy prolongado y porque algunos de los elementos que definen esa adicción van a estar permanentes prácticamente a lo largo de toda la vida de las personas. Por ejemplo, fantasear, añorar, recordar, experimentar a veces las ganas de nuevamente consumir. Pero también es cierto que no podemos considerar las adicciones como enfermedades crónicas porque un alto porcentaje de personas reciben tratamiento y dejan de consumir o dejan de jugar o apostar, por ejemplo, y llevan una vida absolutamente normal. Ahí es donde está el debate.
(P): ¿Qué diferencia hay entre una adicción y una toxicomanía?
(R): El término toxicomanía es un término un poco más antiguo y aludiría a adicciones donde siempre hay una sustancia: el consumo de tabaco, alcohol, cocaína, heroína, drogas de síntesis, entre otras. Es decir, donde hay un tóxico. Además, es un término que suele poner la pieza clave de explicación del problema en la sustancia: los efectos que tiene, en qué consiste el síndrome de abstinencia y los riesgos para la salud. Por otro lado, el término adicción es un poco más moderno e incluye adicciones a sustancias y a conductas adictivas, fundamentalmente, las más trabajadas y las que hoy consideramos son el juego de apuestas y la adicción a videojuegos y, si queréis por extensión, la adicción a las tecnologías. Sobre todo, -y esto lo más importante-, es que en el término adicción el núcleo del problema no está la sustancia, sino en la relación que la persona tiene con la sustancia. Y, en el caso de adicciones sin sustancia, el problema no está en la actividad, sino en la realización de esa actividad; en el papel que esa actividad desempeña en la vida del individuo. Ahí es donde estaría la diferencia principal.
(P): ¿Hay un prototipo de personalidad o patología más expuesta a sufrir una adicción?
(R): En Psicología, cuando hablamos que una persona más expuesta, debemos considerar variables individuales -personales-, es decir, de la piel para dentro, y también contextuales, del entorno, donde la persona vive y se relaciona. Y la relación entre esa persona y el contexto en el que se mueve, ahí se encuentra y existe lo que podríamos llamar “la persona”, ¿verdad? Desde el punto de variables estrictamente individuales, hay factores que favorecen la predisposición a iniciarse en el consumo de sustancias y a mantenerse en él. Fundamentalmente, son la búsqueda de sensaciones, la impulsividad y la dificultad para el controlar esos impulsos. Y, luego, hay factores personales que contribuyen al mantenimiento. Por ejemplo, ¿Por qué hay algunas personas que se inician en el consumo de sustancias legales o ilegales y luego lo abandonan? Y ¿por qué otras, en cambio, las siguen consumiendo hasta perder el control? Pues también hay factores individuales que lo explican. Uno de los más importantes es la ausencia de otra fuente de satisfacción, la presión social o, por supuesto, el estar en un entorno donde se normaliza mucho el consumo de sustancias.
(P): ¿Cómo afecta una adicción al entorno familiar?
(R): Por supuesto afecta, en cuanto a que constituye un problema nuclear en el entorno para la propia dinámica familiar. Afecta, en cuanto a que muchas veces la familia -con toda su buena intención y con la intención de ayudar y de resolver el problema- contribuye a su mantenimiento. Y, por supuesto, afecta a nivel familiar porque el adicto se desinhibe de sus responsabilidades, a veces, incluso utiliza sus relaciones familiares como una forma de conseguir dinero y mantener su adicción hasta tal punto que la intervención familiar es una pieza nuclear en el tratamiento de las adicciones. De hecho, es curioso. Lo que llamaos hoy “terapia familiar” tuvo históricamente dos orígenes: uno en los trastornos psicóticos, en trastornos graves del comportamiento como la esquizofrenia y, otro, en las conductas adictivas.