Rosa María Herrera: “Vivimos en una cultura que necesita volver a pensarse críticamente”
Ha centrado toda su vida en la docencia, en investigar y en ayudar a los demás cuando esas dos primeras facetas se lo han permitido. Ha enfocado todo su empeño en mantener vivo el papel de la filosofía, en continuar con su compromiso cristiano y en darle el valor que merecen lenguas como el latín, el griego y el hebreo. Rosa María Herrera, catedrática de la Facultad de Filosofía, cierra etapa en la Universidad después de 36 años de intensa dedicación, pero ello no será impedimento para defender la presencia de un Dios ausente en la sociedad, buscar respuesta a los grandes dilemas que nos interrogan y regresar -ahora con más tiempo- a Albania como voluntaria para atender a personas con discapacidad física y psíquica. El concepto ‘descanso’ no cabe entre sus prioridades porque, como ella misma indica, “nunca dejaré de ir donde sabes que te necesitan”.
Pregunta (P): ¿Cree que vivimos en una sociedad que necesita más reflexión sobre cuestiones vitales y formación en temas filosóficos?
Respuesta (R): Sí, sin duda. Vivimos en una cultura que necesita volver a pensarse críticamente, y replantearse la relación del individuo con el resto de la humanidad, donde se comparte “una casa común”, como dice el Papa Francisco. Nos acuciarán, cada día más, cuestiones acerca del sentido último de la vida humana, donde la filosofía tiene una respuesta adecuada a estas preguntas a partir del ejercicio de la razón. Este motivo demuestra que esta disciplina es muy importante, ya que permite usar la razón para dialogar con todos en la búsqueda de estas respuestas.
Hay otras materias, de carácter más empírico, que se han ido apropiando de todas las cuestiones que hacen referencia al sentido de la vida humana y, es ahí, donde la filosofía debe recuperar su lugar e ir más allá para formar parte de la solución de muchos de los problemas actuales.
(P): ¿Cuáles son en estos momentos los grandes dilemas filosóficos?
(R): Más que dilemas, habría que hablar de las grandes cuestiones, especialmente de aquellas que no se discuten o se han discutido de forma insuficiente.
Uno de estos dilemas es saber quién es el ser humano y si ocupa un lugar privilegiado dentro de la realidad o no. Es decir, si es algo más que un animal -con una serie de características distintas-o es algo esencialmente diferente. En estos momentos, en lugar de preguntarnos qué es el hombre -que era la pregunta clásica- deberíamos hablar más de ser humano y tratar de dar con la respuesta correcta.
Otra gran cuestión sería la libertad, que también se ha devaluado y se ha reducido a un concepto muy materialista, donde no se admiten límites.
Y, por último, hablaríamos sobre los fines. Vivimos en una época de razón bastante instrumental motivada, en cierto modo, por la técnica, que no tiene límites y que no deja de ser un medio. Es, por ello, que necesitamos pensar en los fines que hacen al hombre más humano.
Sobre estos temas, estamos trabajando en estos momentos en el Máster en Ética e Inteligencia Artificial (online) que está relacionado con la cuestión de los fines. Además, en todas estas cuestiones hay un gran ausente en la mayoría de las conciencias, que es la cuestión de Dios como horizonte de lo humano. Él es el creador y, sin embargo, vivimos en una sociedad que parece que ha descartado a Dios por principio, por lo que habría que volver a esta cuestión filosófica para demostrar que un humanismo que excluye a Dios es un humanismo que no es humano.
(P): Usted finaliza en unos meses su etapa como docente universitaria, ¿con qué aspectos positivos se queda?, ¿en qué cuestiones han cambiado las inquietudes y demandas de los estudiantes?
(R): Aquí he pasado más de la mitad de mi vida. Yo estudiaba en la Universidad de Salamanca y me vine a la UPSA a estudiar hebreo, que posteriormente completé con latín y griego para hacer Filología Bíblica Trilingüe. Después defendí la tesis y empecé a trabajar en la Universidad, por lo que solo puedo decir que ha sido una experiencia muy gratificante. Esta es mi casa -y espero que siga siendo-, porque siempre me he sentido muy acogida.
Respecto a las inquietudes y demandas, en estos años han cambiado mucho. Son 36 cursos y, con las distintas reformas universitarias, han ido despareciendo algunos estudios como, por ejemplo, los de Filología Bíblica Trilingüe.
Sobre el perfil de los alumnos, se ha apreciado una evolución: en años anteriores, la mayoría tenían conocimientos previos de latín porque ya lo habían estudiado durante el Bachillerato, pero, en estos momentos, ha disminuido el número de estudiantes en estas materias y vienen sin conocimientos previos. Ahora es muy difícil encontrar alumnos que realmente tengan un interés por aprender el latín y por todo lo que eso significa.
(P): ¿Cuáles son las salidas profesionales para los titulados en Filosofía?
(R): Los alumnos que hayan finalizado el Grado en Filosofía estarán preparados para trabajar en docencia; en investigación y creación filosófica; en gestión cultural y editoriales; en asesoramiento y consultoría -donde se demandan cada vez más egresados en esta disciplina-, o en departamentos de recursos humanos en las empresas.
En nuestra Facultad, más allá de las salidas profesionales, lo que pretendemos es ayudar a formar conciencias críticas.
(P): ¿Qué mensaje daría a aquellos jóvenes que deseen estudiar en nuestra Facultad de Filosofía?
(R): La Facultad de Filosofía es la más antigua de Salamanca y es una de las más antiguas del país. Por historia y por derecho, forma parte de la tradición filosófica española y está reconocida por la comunidad nacional e internacional.
Desde la Facultad hemos lanzado el Grado en Filosofía (online) con Mención en Humanidades Digitales, que le da un carácter innovador y que redundará en aumentar las posibilidades de inserción laboral. Pero, sobre todo, lo que aquí van a poder hacer los alumnos es desarrollar su vocación y tener la posibilidad de, además de aprender, conocer gente con la que compartir las mismas inquietudes. Así que, si quieren contribuir a transformar la cultura y de dirigirla hacia la verdad, el bien o la belleza, tienen que venir a estudiar a nuestra Universidad.