María Eugenia Polo: “Todos podemos aportar algo. Solo hacen falta ganas y compromiso”
Lleva más de dos décadas vinculada a la Universidad, pero apenas unos meses dedicada a las nuevas tareas del Servicio de Voluntariado, desde donde se ha abierto el abanico a nuevas iniciativas para la comunidad universitaria. María Eugenia Polo defiende la Vitamina N y los beneficios que aporta la naturaleza para estar bien con uno mismo y, en consecuencia, con el mundo que nos rodea. Detesta el egoísmo y, además de disfrutar de una comida acompañada de un buen vino, valora, por encima de todo, la integridad, la autoestima y la coherencia entre lo que se piensa, se dice y se hace.
Pregunta(P): ¿Vivimos en una sociedad comprometida con los más desfavorecidos o cree que existe una crisis de valores que nos empuja al individualismo?
Respuesta (R): Hay personas maravillosas, pero en líneas generales la sociedad parece desnortada, carente de gps vital, que tiene que ver con la ausencia de valores. Es bueno que, de vez en cuando, nos pongamos un valórmetro -termómetro de valores- para ser conscientes de aquellos cuatro o cinco con los que nos identificamos, que son importantes para nosotros (cada uno con los suyos), y vivir en sintonía con ellos. Solo ese gesto nos va a ayudar a sentirnos más plenos.
(P): ¿Cree que los estudiantes universitarios son más sensibles a los problemas sociales?
(R): Creo que la sensibilidad no tiene tanto que ver con ser estudiante o no, sino con el bagaje de cada uno, es decir, con la educación, la personalidad y las experiencias vitales de cada persona, tenga 20 o 70 años. Para simplificar, hay dos tipos de personas: las empáticas y las que no lo son y, en este sentido, las primeras son más solidarias y permeables a las necesidades de los demás.
(P): ¿Cuáles son los proyectos más destacados del Servicio para el curso 2022-2023?, ¿qué acciones le gustaría llevar a cabo y considera que serán necesarias en los próximos meses?
(R): La novedad de este curso es que hacemos un voluntariado 360º. No nos conformamos con algo fundamental, que es enviar voluntarios a entidades sociales, sino que también hacemos un voluntariado interno, que se llama PONTI las pilas.
La innovación consiste en realizar actividades -más propias de empresas, pero no de universidades- de mentoring y reverse mentoring (mentorización y mentorización inversa). Es decir, trabajamos con lo más importante, el capital humano, para ponerlo al servicio de la comunidad universitaria y de la ciudadanía. Por ejemplo, en la mentorización algunos mayores del Programa Interuniversitario de la Experiencia (programa pionero en España) comparten sus conocimientos y habilidades con el resto de la comunidad universitaria. En este sentido, se ha impartido un taller de arte floral navideño, se está llevando a cabo el curso PONTI el delantal: cocina con microondas -en colaboración con la cafetería de la Universidad (ellos también hacen voluntariado prestando sus recursos materiales)- y ya está en marcha el Taller PUNTOficia, de punto y ganchillo, durante todo el curso.
En cuanto a la mentorización inversa, actualmente el Equipo antibrecha digital está trabajando para dar clases a los mayores de optimización del uso del móvil, aplicaciones útiles, uso del ordenador, banca online, etc. En esta misma línea, también hay un Equipo de primeros auxilios que va a ofrecer formación a mayores y al resto de la comunidad universitaria. Y, a esto se suma un alumno que es bombero, que ha elaborado una propuesta de prevención de incendios y primeros auxilios para impartir en colegios de la provincia y, posiblemente también, en la propia UPSA. Asimismo, un alumno que es dj están dando clases a los mayores de PONTI música para enseñarles a utilizar programas tecnológicos de música, descargar música online y hacer sus propias listas.
Otra arista importante en ese voluntariado 360º es el programa InterG o intergeneracional, donde jóvenes y mayores se unen para prestar un servicio. Este es el caso del Proyecto Gaviota, que está trabajando en una propuesta para elevar a Instituciones Penitenciarias y que consiste en dar formación a reclusos sobre emprendimiento, habilidades sociales…
Y, por último, destaca otra iniciativa importante prevista para el 28 de febrero en el Casino: la Gala benéfica de Talentos UPSA. En nuestra universidad hay mucho talento, y no solo académico, como se podrá comprobar ese día. Pasaremos una tarde de disfrute y admiración y a su vez colaborando con una buena causa.
(P): ¿Qué ofrece el Voluntariado de la UPSA que no ofrezca otro tipo de ONG´s?, ¿con qué instituciones solidarias se colabora?
(R): Nosotros estamos abiertos a un voluntariado poliédrico: educativo, cultural, social, ambiental… Colaboramos con las instituciones que demandan voluntariado mediante la firma de un convenio propio y, desde la UPSA, les enviamos voluntarios para tareas educativas, de ocio, con discapacidad… Esos acuerdos se producen tanto con entidades potentes, como Cáritas y Cruz Roja y, por supuesto, con otras más pequeñitas.
Pero queremos ir más allá. Damos mucho valor al contacto directo con asociaciones, con objeto de hacer un zoom, conocerles más de cerca, para realizar acciones bilaterales conjuntas. Es el caso del Teléfono de la Esperanza. En el primer encuentro, les propuse dar un curso formativo abierto a todos los salmantinos llamado “PONTI en forma mental: Conócete, quiérete, supérate”. Y aceptaron encantados, porque es su esencia, en lo que vienen trabajando durante mucho tiempo. En noviembre hicimos la presentación de esa actividad a través de una mesa redonda (con tres formadores de la entidad) a la que denominamos “Primeros auxilios emocionales”. Es imposible ayudar a otros si no nos ayudamos antes a nosotros mismos. De ahí el sentido de esta actividad.
Y es maravilloso comprobar la generosidad que existe en instituciones como esa y otras con las que hemos tenido conversaciones. Es lo más bonito de este trabajo, ver que hay gente estupenda dispuesta a ayudar, a hacer un mundo mejor.
(P): ¿Qué mensaje daría a aquellos jóvenes que estén dudando en hacer voluntariado?
(R): Hay personas que piensan: ¿y yo qué puedo aportar? Y todos, absolutamente todos, podemos aportar algo, solo hacen falta ganas y compromiso. Seguramente hasta se organicen mejor en sus quehaceres académicos, ya que cuando se tienen agendadas ocupaciones, no se desaprovecha el tiempo. Y lo que me parece más importante, cuando piensas en otros, dejas de mirarte el ombligo y de recrearte en tus miserias.
En este sentido, desde Cruz Roja nos han propuesto organizar la actividad Voluntario por un día con objeto de que la gente pruebe, sin compromiso, qué significa hacer voluntariado.
Tengo la sensación de que muchas veces vivimos como los hamsters, dando vueltas a la rueda día tras día, sin tan siquiera plantearnos salirnos del guion. Y la rutina inconsciente, ese automatismo que nos programamos, nos va minando y hace que dejemos de crecer como personas.
Donar nuestro tiempo a otros nos hace vivir de forma más consciente y ser más realistas, conociendo el paisaje de necesidades que existen, que son muchas, y no solo de carácter material, sino también de compañía, de escucha, etc.