Las Jornadas de Teología en Aragón reflexionan sobre Dios y el sufrimiento
El Centro Regional de Estudios Teológicos de Aragón (CRETA) y el Instituto Superior de Ciencias Religiosas Nuestra Señora del Pilar organizaron los días 6 y 7 de febrero, en Zaragoza, las XXIX Jornadas de Teología en Aragón, que versaron sobre ‘Dios y el sufrimiento’.
Las jornadas, inauguradas por el arzobispo de Zaragoza, monseñor Carlos Escribano Subías, contaron con la participación, como ponentes, de monseñor Ernesto Brotóns Tena, obispo de Plasencia; Francisco García Martínez, decano de la Facultad de Teología de la UPSA; Víctor Morla Asensio, profesor emérito de la Universidad de Deusto; Estela Aldave Medrano, profesora del CRETA y del ISCR; y Jesús Alemany Briz SJ, del Seminario de Investigación para la Paz.
La primera ponencia corrió a cargo del obispo de Plasencia, monseñor Ernesto Brotóns Tena, exdirector y exprofesor del CRETA y del Instituto Superior de Ciencias Religiosas Nuestra Señora del Pilar, ambos centros vinculados a la Facultad de Teología de la UPSA. Monseñor Brotóns Tena dedicó su intervención a reflexionar sobre ‘Dios y el problema del mal’.
Posteriormente intervino el profesor Víctor Morla, que pronunció la ponencia titulada ‘¿De verdad un Job paciente?’. La primera jornada finalizó con la intervención de Estela Aldave, quien habló sobre ‘Jesús ante la muerte’.
Ponencia del decano de Teología
El decano de Teología, Francisco García Martínez, intervino en la segunda jornada, con la ponencia titulada ‘Cristo, esperanza humana’, en la que reflexionó sobre el auténtico alcance de este concepto. “La esperanza no coincide con un conjunto de ideas sobre el futuro, con la simple confianza de que las cosas van a ir bien. La esperanza cristiana vive del misterio de Jesús pascual, muerte y resurrección. Es decir, es una fuerza que hace que podamos enfrentarnos a las contradicciones de la vida manteniendo una opción por la verdad, incluso si las mentiras parecen dominar el mundo; por la dignidad de las personas, incluso cuando no son valiosas para el mundo o beneficiosas para nuestra vida… Esto supone que la verdadera esperanza se revela en la vida de Cristo y su afrontamiento de la muerte. Y que los cristianos somos invitados a convertir nuestra esperanza, que muchas veces no es más que optimismo para que todo nos vaya bien, en una esperanza que dé vida”, defendió.
“Es el espíritu que movió a Jesús quien sostiene esta esperanza desde su vida resucitada”, concluyó el decano de Teología.
Anteriormente, el jesuita Jesús María Alemany, del Seminario de Investigación para la Paz, había pronunciado su ponencia en torno a ‘El diálogo interreligioso para la reconciliación en un mundo herido’.