José San José Prisco: “El Papa Francisco ha simplificado mucho el proceso de nulidad matrimonial”
Lleva más de dos décadas vinculado a la UPSA y es uno de los mayores expertos en Derecho Canónico del país. El catedrático José San José Prisco, actualmente decano de la Facultad de esa misma disciplina, reconoce el trabajo del Papa Francisco a la hora de legislar y su empeño en simplificar procesos que hasta el momento eran lentos y complicados. Este vallisoletano afincado en Salamanca asegura que no podría vivir sin Dios y sin los dulces y reconoce que su tiempo libre lo dedica a escuchar música clásica, ir al cine y realizar trabajos manuales, concretamente arreglos de carpintería: “Soy muy manitas. Hago las reformas de mi casa”.
Pregunta (P): ¿Por qué es importante el Derecho Canónico en la vida de la Iglesia?
Respuesta (R): La Iglesia es una sociedad humana y, aunque tenga una finalidad sobrenatural, necesita unas normas que conduzcan la vida de las personas, como cualquier otra sociedad. La ley sirve para defender los derechos de las personas, ordenar las relaciones y para que todos alcancemos el fin por el que formamos parte de ella: la salvación personal.
(P): ¿Qué relación tiene el Papa Francisco con el Derecho Canónico?
(R): El Papa Francisco es el Papa que más ha legislado en los últimos tiempos, con la excepción de San Juan Pablo II, que es el que hizo el código actual; pero, aparte de esa obra, Francisco ha superado con diferencia al resto de pontífices, así que es un gran legislador y su relación con el Derecho Canónico es muy estrecha.
A modo de anécdota, comentaré que en una de las visitas que los obispos españoles acudieron a Roma, uno de ellos iba con un alumno que estudiaba Derecho Canónico allí y al presentárselo al Papa le preguntó: “Y tú, ¿qué estudias?”, a lo que el alumno afirmó: “Estudio Derecho Canónico”, sin esperar que le respondiera: “Pues estás perdiendo el tiempo”. Bueno, es una forma simpática de abordar el tema y quitarle seriedad. El Derecho es necesario, pero no es tan serio.
(P): Cuando se habla de nulidad matrimonial, se tiende a pensar que es un proceso complejo y costoso. ¿Realmente es así?
(R): Como legislador, el Papa Francisco ha arreglado bastante este asunto. Antes de la reforma que realizó hace unos años, para poder obtener la declaración de nulidad del matrimonio había que tener dos sentencias de dos tribunales distintos que afirmaran que era nulo el matrimonio; era lo que se llamaba la Doble Sentencia Conforme. Esto provocaba que los procesos se alargaran bastante, por lo que el Papa Francisco dejó la nulidad en una sola sentencia afirmativa y redujo el tiempo del proceso. También es verdad -y lo digo sinceramente- que todo ello depende mucho de cómo trabajen los tribunales: hay tribunales que trabajan más y otros que tienen menos recursos y trabajan más lentamente, pero, en principio, el proceso de nulidad -testimonios, pericias, etc.- no debería pasar de un año.
Respecto a lo que pregunta la gente sobre si cuesta dinero, es importante señalar que la Iglesia hace la justicia de forma gratuita, y lo quiero decir claramente porque a veces pensamos que solo pueden acceder a la nulidad o a cualquier otro recurso de la Iglesia quienes tienen dinero, aspecto que no es cierto. De hecho, los Tribunales Eclesiásticos disponen del patrocinio gratuito o semigratuito para aquellas personas que solicitan la nulidad y no tienen recursos propios, ya sea porque están desempleadas o porque tienen una pensión mínima, etc. Con demostrar el hecho de que no tienes recursos suficientes, la Iglesia realiza gratuitamente todo el proceso.
Es verdad que si tienes dinero y contratas a un buen abogado especialista en el tema es muy probable que las cosas vayan más rápido o, según lo que cree la gente, que tengas más probabilidad de éxito, pero como de lo que trata la nulidad es de buscar la verdad, da igual que lo hagas con un experto muy caro o con un abogado del elenco de abogados gratuitos que tiene el Tribunal para estas cosas, que son grandes profesionales.
(P): ¿Cuáles son las salidas profesionales para los titulados en Derecho Canónico?
(R): La gente que estudia Derecho Canónico lo hace, fundamentalmente, porque va a trabajar en alguna diócesis o en el Tribunal. Por lo tanto, si es sacerdote será vicario judicial y, si es laico, puede ser juez del Tribunal, para lo cual no hay distinción entre hombres-mujeres ni entre clérigos-laicos.
Hay otros oficios en el Tribunal que también exigen ser licenciado en Derecho Canónico, como el defensor del Vínculo o promotor de la Justicia y, por último, hay otros cargos que no necesitan exactamente la licenciatura, dentro del Tribunal o en la Curia, pero que realmente si la tienes es muchísimo mejor, por ejemplo, canciller de la diócesis o para ser notario o secretario general.
(P): ¿Qué mensaje le daría a aquellos jóvenes que deseen estudiar en nuestra Facultad de Derecho Canónico?
(R): Que si la eligen, es la mejor del mundo para hacerlo porque tenemos que recordar que la primera Facultad que hubo en España dedicada al estudio del Derecho estuvo aquí, en Salamanca, y nosotros somos herederos de aquella.
Es verdad que hubo una interrupción cuando el Estado suprimió las facultades eclesiásticas y se tuvo que volver a recuperar en los años 40, pero lo cierto es que nosotros partimos de la tradición de los grandes legisladores como Francisco Suárez, que nacieron en esta Universidad y de los que nosotros somos herederos.
Así que, si han elegido o eligen esta Facultad, eligen la mejor. Además, hay un buen plantel de profesores, tenemos una revista reconocida a nivel mundial y somos una Facultad ¡como es debido!